Este cambio no es mágico ni superficial. Es profundo, sutil, y muchas veces pasa desapercibido. Pero cuando ocurre, lo sabemos. Porque algo se acomoda. Algo se abre. Algo que parecía imposible, de pronto se vuelve claro.
¿Qué es una interpretación?
En Coaching Ontológico, llamamos “interpretación” a la manera en que un observador —una persona— le da sentido a lo que ocurre. No vemos la realidad tal como es: vemos lo que podemos ver desde nuestras creencias, emociones, lenguaje y experiencias pasadas.
Por eso, frente a la misma situación, dos personas pueden reaccionar de manera completamente diferente. Una puede verlo como un problema, la otra como una oportunidad. Una se frustra, otra se activa. No es el hecho lo que define la experiencia, sino la forma en que ese hecho es interpretado.
Vivir desde interpretaciones fijas
El problema no es interpretar: lo hacemos todo el tiempo. El problema aparece cuando nuestras interpretaciones se vuelven fijas, rígidas, automáticas. Cuando ya no cuestionamos lo que damos por hecho. Cuando creemos que nuestra forma de ver es la única forma posible.
Algunas señales de que estamos atrapados en interpretaciones que no nos sirven pueden ser:
- Repetir los mismos conflictos una y otra vez
- Sentirnos atrapados en emociones sin salida
- Vivir con la sensación de que “nada cambia”
- Reaccionar de forma desproporcionada ante ciertas personas o situaciones
- Juzgar rápidamente, tanto a otros como a nosotros mismos
En todos estos casos, lo que muchas veces necesitamos no es un cambio externo, sino una nueva forma de observar. Una nueva narrativa interna. Una interpretación que abra posibilidades en lugar de cerrarlas.
¿Qué cambia cuando cambia tu forma de interpretar?
Cuando cambia tu interpretación, cambia tu emocionalidad. Cambia tu cuerpo. Cambia tu forma de hablar. Cambia lo que sentís posible. Cambia tu capacidad de actuar. En otras palabras, cambia tu mundo.
Por ejemplo:
- Pasar de interpretar “me están criticando” a “me están dando una oportunidad para mejorar” puede convertir una conversación incómoda en un aprendizaje.
- Pasar de “fallé” a “descubrí una manera que no funciona” puede mantenerte en movimiento en lugar de paralizarte por culpa.
- Pasar de “soy así” a “puedo elegir distinto” puede abrirte a un nuevo presente.
Estos no son juegos de palabras. Son movimientos internos reales, que tienen consecuencias prácticas. Porque nuestra capacidad de actuar está directamente relacionada con la forma en que interpretamos lo que nos pasa.
¿Cómo se trabaja esto en el Coaching Ontológico?
El Coaching Ontológico no busca darte nuevas interpretaciones desde afuera, sino acompañarte a descubrirlas desde adentro. A través de conversaciones profundas, preguntas poderosas, escucha activa y observación respetuosa, el proceso permite que empieces a ver lo que antes no veías.
Muchas veces, la persona se da cuenta de que estaba sosteniendo un juicio muy duro sobre sí misma. O que estaba repitiendo una historia familiar sin cuestionarla. O que estaba buscando validación donde en realidad necesitaba aceptación propia. Esos momentos de insight no vienen con fórmulas, vienen con presencia y apertura.
¿Esto significa que todo es relativo?
No. Cambiar la interpretación no significa negar lo que ocurre. No se trata de “positivismo ingenuo”. Se trata de reconocer que siempre hay más de una forma de mirar lo que vivimos, y que algunas formas nos sirven más que otras para crecer, sanar o avanzar.
Interpretar distinto no significa engañarte. Significa darte permiso para elegir una forma de mirar que te devuelva poder, claridad y posibilidad.
Una transformación silenciosa pero poderosa
Muchas veces, el cambio más profundo no se nota desde afuera. No es inmediato, no es ruidoso. Pero sí es real. Cuando cambia tu forma de interpretar, cambia tu energía vital. Aparece liviandad donde antes había peso. Aparece acción donde antes había parálisis. Aparece conexión donde antes había juicio.
Y eso, aunque no siempre se vea, se siente. Y transforma todo lo que toca.